Esto es posible gracias al arte y a la generosidad de mi amiga la genial Julie Sopetrán. Ella dice no ser especialista en haikus ni pretende serlo pero afirma que su filosofía coincide en muchos aspectos con los de este género.
Sus haikus son una personalización de la habitual forma de una estrofa de tres versos con 5, 7 y 5 sílabas. Generalmente entrelaza varios versos con metros varios. Con sus propias palabras nos cuenta por qué le cautivaron los haikus:
"POR QUÉ HAIKUS?
Fue en Estados Unidos, donde por primera vez me encontré con el haiku.
Me parecía difícil condensar en tres versos todo un pensamiento. No le presté demasiada atención entonces. Después, a través de diversas lecturas, volví a encontrarme dentro de esta forma poética. Siempre pensé que la cultura japonesa no iba demasiado conmigo, tal vez por mi desconocimiento y lejanía. Nunca he apreciado el Taoismo, ni el Confucionismo, ni el Budismo. China y Japón estaban muy lejos de mi cultura occidental. Leyendo algunas traducciones, tanto en inglés como en español, de Bashó, Onitsura, Sute, Chiyo, Buson, Kito, Issa, Shiki… decidí integrarme también o experimentar el arte de la brevedad. Porque el haiku, es un poema tan breve que no tiene más de diecisiete sílabas, distribuídas en tres versos de cinco, siete, cinco. Una métrica ideal, para estos primeros intentos de mi poética al estilo de Japón.
Hace años intenté escribir un libro dedicado a la simplicidad, lo titulé: “Una hora de soledad”, libro que todavía tengo inédito. Al encontrarme de nuevo con el haiku, sentí una especie de alegría al recordar mi libro en esa coincidencia de expresar lo sencillo o lo pasajeramente estático, como es todo lo que sucede en el instante. Por otra parte, me considero una poeta de la naturaleza, y este es otro coindicente con el haiku: esa poesía pura, de la trascendencia que es lo lírico, o sea lo que atañe al poeta. Siempre, en mis primeros intentos trataba de plasmar en una fotografía lo que quería expresar y ya el hecho de seleccionar la imagen, suponía para mi un pensamiento escrito en el aire, una ráfaga de ilusión, un ensueño…
Pero no soy fotógrafo, ni tampoco experta en haikus. El haiku ya estaba impreso en mi personalidad y espontáneidad al hacer la foto, tan coincidente con la belleza del propio haiku. Confieso que ambas cosas me han seducido hoy, más que nunca y, que aquellos instantes en los que usé mi cámara, tanto en casa, como en mis viajes largos y cortos, hoy, han supuesto para mí un desafío intelectual. Porque es ahora, al escribir haikus, cuando me he dado cuenta, que todos los momentos son verdaderamente magia y poesía."
Me parecía difícil condensar en tres versos todo un pensamiento. No le presté demasiada atención entonces. Después, a través de diversas lecturas, volví a encontrarme dentro de esta forma poética. Siempre pensé que la cultura japonesa no iba demasiado conmigo, tal vez por mi desconocimiento y lejanía. Nunca he apreciado el Taoismo, ni el Confucionismo, ni el Budismo. China y Japón estaban muy lejos de mi cultura occidental. Leyendo algunas traducciones, tanto en inglés como en español, de Bashó, Onitsura, Sute, Chiyo, Buson, Kito, Issa, Shiki… decidí integrarme también o experimentar el arte de la brevedad. Porque el haiku, es un poema tan breve que no tiene más de diecisiete sílabas, distribuídas en tres versos de cinco, siete, cinco. Una métrica ideal, para estos primeros intentos de mi poética al estilo de Japón.
Hace años intenté escribir un libro dedicado a la simplicidad, lo titulé: “Una hora de soledad”, libro que todavía tengo inédito. Al encontrarme de nuevo con el haiku, sentí una especie de alegría al recordar mi libro en esa coincidencia de expresar lo sencillo o lo pasajeramente estático, como es todo lo que sucede en el instante. Por otra parte, me considero una poeta de la naturaleza, y este es otro coindicente con el haiku: esa poesía pura, de la trascendencia que es lo lírico, o sea lo que atañe al poeta. Siempre, en mis primeros intentos trataba de plasmar en una fotografía lo que quería expresar y ya el hecho de seleccionar la imagen, suponía para mi un pensamiento escrito en el aire, una ráfaga de ilusión, un ensueño…
Pero no soy fotógrafo, ni tampoco experta en haikus. El haiku ya estaba impreso en mi personalidad y espontáneidad al hacer la foto, tan coincidente con la belleza del propio haiku. Confieso que ambas cosas me han seducido hoy, más que nunca y, que aquellos instantes en los que usé mi cámara, tanto en casa, como en mis viajes largos y cortos, hoy, han supuesto para mí un desafío intelectual. Porque es ahora, al escribir haikus, cuando me he dado cuenta, que todos los momentos son verdaderamente magia y poesía."
Julie es autora además de varias decenas de libros de poemas y ostenta, entre otros, el Premio Letras de Oro, patrocinado por el Ministerio de Asuntos Exteriores de España y la Universidad de Miami en Estados Unidos, por su libro de poesía lírica "El tiempo habitado".
Un perfil de esta artista, vista por ella misma, es el que podemos ver en estos versos:
AUTORETRATO
Única en mi yo soy: otra no existe
ni parezco a tus ojos ni a tu tacto,
ni a tu boca, tus manos ni tu risa
tú en ti eres diferente y yo distinta.
ni parezco a tus ojos ni a tu tacto,
ni a tu boca, tus manos ni tu risa
tú en ti eres diferente y yo distinta.
Siento la magia de saber que existo
me fortalece la idea de la vida,
la bendita locura de saberme
yo sola en el camino de mi misma.
Nadie es peor que yo por más que quiera
y quiero ser mejor, siempre lo intento
más nadie puede serme aunque quisiera…
Única en mi soy noche de mi día
y luz resplandeciente de mi noche
Dios me hizo sola en mi: ¡La vida es mía!
me fortalece la idea de la vida,
la bendita locura de saberme
yo sola en el camino de mi misma.
Nadie es peor que yo por más que quiera
y quiero ser mejor, siempre lo intento
más nadie puede serme aunque quisiera…
Única en mi soy noche de mi día
y luz resplandeciente de mi noche
Dios me hizo sola en mi: ¡La vida es mía!
Julie Sopetrán (Poemas 1972)
Para saber más acerca de esta poeta podéis dirigiros a cualquiera de estas tres direcciones: